FUENTE: www.antena3.com
AUTOR: Pedro Jiménez
Por mucho que se esté jugando el Mundial, el fútbol no es el deporte rey en Qatar. La devoción deportiva en el país asiático la despiertan los camellos. Sus carreras levantan auténticas pasiones, además de entretener y alimentar (la leche de camella tiene múltiples beneficios).
Raheem Sarim, aficionado a las carreras de camellos, asegura lo siguiente: «Cuando veo camellos siento energía, buenas cosas, te sientes feliz». Salen a entrenar, los miman y los cuidan como si fueran deportistas de élite. Según Alí, Qatar Camel Mazayen Club, los alimentan «cada día, beben agua, toman comida saludable. Son como las personas. Si comes bien, duermes bien y entrenas bien, estás en plena forma». De noviembre a febrero, el circuito de carreras Al Shahaniya es el escenario de uno de los deportes más conocidos en Doha.
Además realizan un certamen de belleza de camellos que provoca mucha expectación en las gradas. Lo que está claro es que la cultura y las tradiciones del Medio Oriente llaman la atención de todos los aficionados allí presentes. Además, los camellos son utilizados como medio de transporte.
Carreras con jinetes robots
A partir de esto, el inventor y científico qatarí Rashid Ali Ibrahim tuvo la idea de fabricar robots como solución al problema y poder perpetuar la tradición de los concursos. A fines de 2003 se contrató a la empresa suiza K-Team para diseñarlos, pero los primeros diseños no gustaron a los animales: acostumbrados al hombre, se asustaban e incomodaban con los primeros prototipos. Esto mismo llevó a K-Team a crear un verdadero humanoide con gafas de sol, sombrero y hasta perfume árabe.
En el año 2005, Qatar dio lugar a la primera carrera de camellos de robots jinete, que resultó ser un éxito. Luego con el tiempo, los robots suizos fueron reemplazados por máquinas más pequeñas y ligeras.
El avance de la tecnología permitió que los dueños los controlen fácilmente con un control remoto desde las afueras de los «camellódromos» (hipódromos pero para camellos). Actualmente, la estructura de estos dispositivos se componen por una batería, un pequeño motor y una fusta. Además, llevan incluido un GPS y una especie de walkie talkie para que, en caso necesidad, el dueño pueda comunicarse con el animal para instrucciones.