La pandemia ha acelerado el uso de robots. Y ello, según el Fondo Monetario Internacional, puede provocar disturbios sociales, ya que los empleos menos cualificados son los más vulnerables
FUENTE: www.elconfidencial.com
AUTOR: Carlos Sánchez
La Federación Internacional de Robótica (IFR, por sus siglas en inglés) todavía no ha publicado los datos correspondientes a 2020, pero el Fondo Monetario Internacional ya ha realizado una primera aproximación. Y lo que evidencia una reciente investigación de su personal técnico es que la pandemia acelerará la robotización de los sistemas productivos. Los últimos datos del sector muestran que el ‘stock’ de robots en el mundo ya supera los 2,7 millones de unidades.
Lo relevante, sin embargo, no es solo eso, sino que el FMI ve en ese proceso una amenaza creciente a los empleos más precarios, en línea con lo que está sucediendo con el teletrabajo, cuya extensión, dice el FMI, “está perjudicando a los trabajadores con salarios bajos y ensanchando la desigualdad”. El propio Fondo acreditó en un reciente estudio que los jóvenes no cualificados, las mujeres, los trabajadores a tiempo parcial y los empleados de las pymes serían los perdedores de la generalización del trabajo a distancia.
Lo que teme ahora el FMI es que si la pandemia acelera el ritmo de la automatización en los procesos industriales o en la logística, como está sucediendo, “es posible que nos enfrentemos a una recuperación sin empleo para los trabajos menos cualificados”, muchos de ellos empleados en actividades físicas, como la carga y descarga en grandes instalaciones.
Es más, el FMI advierte de que, si no se controlan las crecientes disparidades entre diferentes niveles de formación, “esto puede conducir a agravios duraderos y, en última instancia, a disturbios sociales, formando un círculo vicioso”.
En su opinión, los trabajadores poco cualificados en sectores corren más riesgo de ser desplazados por robots que los trabajadores de mayor formación, lo que refuerza la dinámica de desigualdad existente en términos del coeficiente de Gini, que es la medida más utilizada por los especialistas en el reparto de la renta y de la riqueza. Según estimaciones de la federación robótica mundial, se espera que en 2022 el ‘stock’ operativo se sitúe en casi cuatro millones en todo el planeta.
Robotización y recesión económica
Para llegar a esta conclusión, los economistas del Fondo tienen en cuenta lo que ha sucedido en anteriores episodios, como el SARS, el virus N1N1, de 2009, el MERS-CoV, de 2012, o la crisis del ébola, que aceleraron la adopción de robots medida por nuevas instalaciones por cada 1.000 empleados. “Después de un evento pandémico, especialmente cuando el impacto en la salud es severo y cuando la pandemia está asociada a una recesión económica significativa”, crece el número de robots, sostienen los técnicos del FMI.
Para su análisis, se utilizan, como se ha dicho, los datos de la Federación Internacional de Robótica, que muestran que China, con 783.000 robots industriales instalados, es el país del mundo más robotizado (140,5 por cada 1.000 habitantes), seguido de Japón (49,9) y EEUU (33,3). Ahora bien, la Unión Europea, si se suman todas las unidades operativas, dispone de un ‘stock’ de 580.000 instalaciones (de las que el 38% está en Alemania debido a la potencia de su industria automovilística), lo que la situaría inmediatamente detrás de China y por delante de EEUU.
España, entre los 15 países con mayor número de robots del planeta, ocupa la undécima posición, detrás de países más grandes, como Alemania, Italia y Francia. Casi la mitad de las unidades operativas —alrededor de 53.000 robots industriales— se concentran en la industria automovilística, aunque en los últimos años la automatización se ha extendido a sectores como la alimentación, la industria farmacéutica o la agricultura.
Indicadores cualitativos
Tan solo en 2019, China instaló casi 140.500 robots nuevos, por debajo de los años récord de 2018 y 2017, pero todavía más del doble de las ventas de hace cinco años (57.000 unidades en 2014). Según el índice de preparación para la automatización, que elaboran The Economist Intelligence Unit y ABB, Corea del Sur, Alemania y Singapur son los países mejor preparados del mundo para integrar la automatización inteligente en sus economías sin sufrir sobresaltos. La clasificación se elabora a partir de un total de 52 indicadores cualitativos y cuantitativos seleccionados que posteriormente se consultan con expertos en automatización, educación y economía.
El FMI —que reconoce que la robotización es inevitable— encuentra dos razones para explicar la aceleración de los robots en épocas de pandemia o de crisis de salud pública. En primer lugar, asegura, después de grandes conmociones como las recesiones, las empresas reestructuran sus negocios y ajustan la producción hacia tecnologías que reducen los costes laborales. En segundo lugar, las empresas pueden preferir los robots porque son inmunes a los riesgos para la salud. La incertidumbre inducida por el virus también se suma a los incentivos para la automatización, ya que las empresas intentan asegurarse que podrán resistir la próxima pandemia.
La receta que propone el FMI es mejorar las habilidades de los trabajadores menos cualificados
La receta que propone el FMI para evitar el ensanchamiento de las desigualdades es mejorar las habilidades de los trabajadores menos cualificados. Impidiendo, al mismo tiempo, el abandono escolar prematuro, precisamente uno de los puntos en que España sale peor parada en los ‘rankings’ internacionales.
Diversos estudios han acreditado que la automatización de los procesos industriales permite a las empresas mantener la producción en las economías desarrolladas evitando los costes de la deslocalización o, incluso, reubicarla en otros lugares sin sacrificar la rentabilidad. Los robots no enferman, no hacen huelgas y no cotizan a los sistemas públicos de protección social. A ello hay que añadir su perfeccionamiento técnico, que los hace cada vez más útiles en los sistemas productivos. De hecho, la gama de robots industriales continúa expandiéndose. Desde robots enjaulados tradicionales, capaces de manejar todas las cargas útiles de manera rápida y precisa, hasta nuevos robots colaborativos que trabajan de manera segura junto con los humanos, completamente integrados en los centros de trabajo.