La industria se enfrenta ahora a la demanda de líneas de producción adaptables.
FUENTE:thelogisticsworld.com
AUTOR: Carlos Juárez
El mundo está pasando de los vehículos con motor de combustión interna a los vehículos eléctricos.
Y los cambios de la industria del automóvil podría afectar a la robótica mundial dependiendo de las necesidades de los principales usuarios de robots.
Eso cree Suzanne Beeler, Secretaria General de la Federación Internacional de Robótica.
En entrevista con la revista especializada del sector Nikkan Kogyo Shimbun, la experta comentó en el marco de la feria de robótica de Tokio del mes pasado que la industria automotriz es un entorno altamente competitivo.
“Hay nuevas empresas que amenazan a los fabricantes de automóviles tradicionales. Las líneas de producción en la industria automotriz son complejas: se producen en paralelo automóviles tradicionales con motor de combustión interna, híbridos y eléctricos”, explicó.
La amplia variedad de diseños interiores y exteriores personalizados exige que la producción sea muy flexible, abundó Beeler.
“La industria de la robótica se enfrenta actualmente a la demanda de líneas de producción adaptables y modulares”, insistió.
Se espera que la diversidad de productos continúe incluso después del fin del motor de combustión interna, junto con más innovaciones en la tecnología de sistemas de propulsión.
Democratización de la automatización
Sobre la adopción de automatización en nuevas líneas de producción y la necesidad de reducir costos de introducción, la experta considera que se vive una primera etapa de democratización de la robótica.
“La facilidad de uso y la democratización son los principales impulsores para popularizar aún más las soluciones robóticas entre nuevos usuarios, como las pequeñas y medianas empresas”, afirmó.
Las industrias de clientes con producción de bajo volumen y alta combinación se beneficiarán de una mayor flexibilidad y soluciones de fabricación que se pueden reconfigurar fácilmente con los empleados existentes.
De cualquier manera, se necesita una industria integradora de sistemas fuerte que pueda aportar no sólo conocimientos en robótica sino también experiencia en tecnología de producción específica de la industria, dijo.
Al respecto, la IFR lanzó una campaña para fomentar una mayor adopción de la robótica entre las pequeñas y medianas empresas.
Otras bondades de usar robots
Pero no sólo se trata de ayudar a la industria. Beeler asegura que la IFR ha analizado de cerca el impacto de la robótica en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y descubrió que 13 de los 17 ODS se están abordando actualmente mediante tecnología robótica.
Los robots aumentan la eficiencia de la producción, hacen un uso eficaz de la energía y los recursos y contribuyen a una producción sostenible, indicó.
“Esto se aplica no sólo a los proyectos greenfield, sino también a la automatización y digitalización de instalaciones brownfield. Al reutilizar los robots, se reducirá la huella medioambiental y algunos robots seguirán funcionando durante 20 o 30 años”, agregó.
Además, los robots industriales usados o de alquiler reducen la barrera de entrada a la robotización para las pequeñas y medianas empresas, y no requieren el coste inicial de compra de un nuevo robot industrial.
Robots hacen a empresas más productivas
Los robots contribuyen a la seguridad en el lugar de trabajo al asumir tareas sucias, aburridas y peligrosas de los humanos.
También reducen los riesgos para la salud derivados del manejo de materiales peligrosos, levantamientos y movimientos repetitivos.
Así, garantizaran un entorno de trabajo general seguro y protegido.
Los robots hacen que las empresas sean más productivas y eficientes, dándoles una ventaja competitiva.
Los países en desarrollo se beneficiarán de la automatización al mejorar la calidad de exportación de sus productos y aumentar su competitividad.
La fabricación con robots ahorra más recursos y energía, reduce los rechazos y produce productos de alta calidad.
También hace que la fabricación sea más sostenible y crea empleos locales al permitir una producción más cercana al cliente final, es decir, una producción descentralizada.