En Chile, la formación de los jóvenes en industria 4.0, nuevas tecnologías y robótica es una realidad. En el mundo académico nacen, se desarrollan y crecen las ideas innovadoras, sobre todo con un fin social como Rosebud. Este es un televisor inteligente que, enfrentando la brecha digital, busca batallar contra la soledad de los adultos mayores.
AUTORA: Rosario Letelier
Varias universidades cuentan con pregrados y postgrados relacionados con la robótica. Daniel Acuña Ureta está estudiando Ingeniería Civil en Computación en la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) con un Major y Minor en Robótica. En conversación con IguanaRobot, Daniel cuenta que el 2020 le llamó la atención una problemática, que aunque ya existía, se vio acrecentada por la pandemia, la soledad de los adultos mayores en residencias. Y así nació el proyecto Rosebud.
Casi el 80% de los adultos mayores que habitan en establecimientos de larga estadía en Chile declara no recibir visitas, y el 47% dice no tener amigos en el interior, según el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA) del mismo país. “Las únicas visitas que tienen en general son de voluntarios, colegios o grupos pastorales, lo que se perdió con la pandemia. Buscamos una forma de acercar a los adultos mayores al mundo exterior por medio de la tecnología”, agrega Daniel.
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Rosebud es un televisor inteligente con una cámara incorporada para detectar rostros. A través del entrenamiento de redes neuronales, la cámara es capaz de identificar a un usuario específico. Daniel explica a IguanaRobot que, “si un adulto mayor se incorpora a la sala, se detecta su ingreso por medio de la cámara y se enciende automáticamente. El televisor sabe quién es y conoce qué le gusta, música, películas, Rosebud puede proponerle contenido personalizado al usuario”.
Este televisor inteligente es aún una idea en desarrollo, la cual Daniel junto a otros tres estudiantes de la PUC han estado prototipando. Ya lograron hacer funcionar la detección de rostros en seis adultos mayores de uno de los 28 hogares de Fundación Las Rosas, institución social chilena impulsada por la Iglesia Católica que acoge a las personas mayores más pobres del país. Estos seis adultos mayores fueron elegidos por ser los con mayor deterioro cognitivo, por lo tanto, a los que más les podría servir este tipo de tecnología. “La idea es que el adulto mayor pueda interactuar con esta tecnología sin tanta instrucción y sin que un técnico tenga que estar al lado de él”, asegura.
Daniel Acuña, estudiante de Ingeniería en la PUC, probando Rosebud en Fundación Las Rosas.
Beneficio para la comunidad y la academia
Este proyectos y actividades similares son beneficiosas tanto para la comunidad como para los mismos jóvenes. El Dr. Miguel Solís, director de Ingeniería en Automatización y Robótica de la Universidad Andrés Bello de Chile, indica a IguanaRobot que “la idea es que las investigaciones traspasen los muros de la universidad y bajen a la comunidad, que no queden encerradas en el ámbito académico”. Además, estas actividades para los estudiantes son “siempre buenas, sobre todo en equipo y multidisciplinarias, porque eso es con lo que se encontrarán los alumnos en el mundo laboral, aprenderán habilidades blandas”, afirma el Dr. Miguel.
Es por esto que para fomentar este tipo de desarrollos, la academia además de contar con carreras afines, incluye laboratorios de robótica o inteligencia artificial para sus alumnos, como en la Universidad de Chile (UCh), la Universidad de los Andes (UANDES) y la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), o como el Robotics and Automation Laboratory (RAL), IALab o COMPAS Lab de la PUC, el FabLab de la Universidad de Valparaíso (UV), el RobotLab de la UAI o el Centro Avanzado de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, AC3E de la Universidad Técnico Federico Santa María (USM).
Todos estos laboratorios permiten generar proyectos de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías junto a la robótica, uniendo académicos y estudiantes. En conversación con IguanaRobot, el Dr. Gonzalo Farías Castro, profesor adjunto de la Escuela de Ingeniería Eléctrica e investigador principal del Laboratorio de Inteligencia Artificial y Robótica de la PUCV, cuenta cómo en conjunto con sus alumnos han trabajado en la implementación de una plataforma robótica.
Esta tiene una cámara que permite determinar la posición del robot, muy importante para mantener el control de este. Actualmente en el laboratorio trabajan con el robot Khepera IV, diseñado por la empresa K-Team. Además, han estado trabajando en el desarrollo propio de un robot con apariencia similar a Bb-8 de la película Star Wars.
Escuela de Ingeniería Eléctrica PUCV
Estas instancias impulsan a los jóvenes a ir más allá de la frontera académica, “sirven para ir aprendiendo, esforzarse y para descubrir”, comenta el profesor a IguanaRobot. Así también se logran generar proyectos voluntarios como Rosebud, guiado por Daniel Acuña, estudiante de Ingeniería en la PUC.
“Hay mucho que hacer en robótica y no hay que verlo como algo malo, sino como algo positivo. Si hay tanto qué hacer, lo pueden hacer ustedes, es una oportunidad. Hay que conocer más compañeros que estén interesados en esto y hacer proyectos colaborativos, si estamos solos, no vamos a llegar lejos”, concluye Daniel.
Lamentablemente, hasta el momento el proyecto Rosebud está pausado por falta de presupuesto, incentivos y seguridad del equipo, ya que es principalmente voluntario y son todos estudiantes. Daniel explica a IguanaRobot que aún están barajando la opción de hacerlo en colaboración con algún proyecto de investigación de la Escuela de Ingeniería de la PUC, amparados por un profesor o incluirlo en pregrado y que cuente en el avance curricular.
