El investigador Bruno Siciliano, una de las mentes más brillantes en robótica, reflexiona sobre el pasado, presente y futuro de una ciencia que está en pleno auge, poco antes de pasar por las JAI de Vigo.

FUENTE:infoplc.net

Bruno Siciliano, profesor de Control y Robótica en la Universidad de Nápoles Federico II, ha hablado en exclusiva para infoPLC++, pocos días antes de recalar en el congreso JAI 2025 que se celebrará del 10 al 14 de febrero en Vigo. Hemos dividido la entrevista en dos partes al considerar el enorme interés que despiertan sus reflexiones. A continuación, reproducimos la primera entrega.

infoPLC++: Somos enanos encaramados a hombros de gigantes…  ¿le resulta familiar esta frase?

Bruno Siciliano: Supuestamente, la han pronunciado personas que están al corriente de los avances sobre investigaciones realizadas por Oussama Khatib y yo mismo en robótica. La palabra “gigante” es un sinónimo de poderío y grandeza que hace que me sienta abrumado, porque la robótica ha sido mi pasión desde hace 40 años, y los logros alcanzados se deben a este estado de satisfacción profesional y emocional. He permanecido dos tercios de mi vida rodeado de autómatas y sigo estando encantado con ello.

La palabra gigante, además de implicar grandeza, también conlleva asociado un enorme grado de responsabilidad de cara a los más jóvenes. Por ello, es de vital importancia trabajar con las nuevas generaciones para que se acerquen a la ciencia de los autómatas.

¿Eligió usted a la robótica, o más bien fue la robótica la que le eligió a usted?

Cuando me doctoré en 1983, aunque ya era considerada una ciencia, la robótica no estaba plenamente establecida en los programas de formación universitaria. A partir de ese año, la robótica empezó a aparecer como una disciplina de perspectiva técnica, y el motivo por el cual me especialicé en control robótico.

Elegí la robótica, o tal vez ella me eligió a mí, no lo sé.  Cuando era adolescente me acerqué a libros como los de Isaac Asimov que hablaban de cibernética. En aquel momento, los robots todavía no disponían de una apariencia física identificable, como podemos ver hoy en día, sino que más bien formaban parte de un concepto a desarrollar. Porque, cuando Asimov escribió sus libros, los robots todavía no habían sido diseñados. El primer robot apareció en 1959, que es justo el año de mi nacimiento; de manera que debe ser algo del destino. Es probable que fuese la robótica la que me eligiera a mí (risas).

¿Cuándo apareció el primer robot?

El primer robot fue concebido para usos industriales, y construido a partir de la iniciativa de un emprendedor cuyo nombre es Joseph Engelberger, que está considerado el padre de la robótica, y la compañía Unimation, fundada por él mismo. Este primer robot desarrollado por Engelberger supuso el punto de partida a un nuevo panorama de futuro que empezaba a dar sus primeros pasos en el terreno de la robótica, y también el motivo por el que, cuando completé mis masters, me decidí a optar por un PhD en este campo.

Me he dado cuenta de que, a lo largo de estas cuatro décadas, la robótica no solamente se ha establecido como un sólido campo técnico, sino que ahora se imparte formación en robótica en los centros universitarios de todo el mundo. El primer curso en robótica lo enseñé en 1990, de manera que llevo 35 años dando clases en esta disciplina.

En estos 40 años, la robótica ha evolucionado enormemente en el plano de contenido técnico ya que, en un principio, la robótica se destinaba a usos industriales, es decir, robots de campo o de servicio. Si embargo, ahora, teniendo en cuenta las nuevas tendencias, la robótica se centra en los autómatas humanoides, que están invadiendo un gran número de empresas. No obstante, la construcción de robots humanoides no es el único interés que concentran los laboratorios de I+D a la hora de crear prototipos.

¿Qué otros intereses concentran los desarrollos de los nuevos autómatas?

En la actualidad, la robótica ha traspasado las fronteras de la ingeniería y la tecnología para convertirse en una ciencia. Una ciencia que implica a los científicos humanos, para que tengan en cuenta aspectos relacionados con la ética, la sociología, para que cumplan mecanismos legales derivados del uso de robots, y también para controlar el empleo de los autómatas en los entornos entrópicos; es decir, lugares en los que se mezclan robots con los seres humanos. De manera que el concepto ha cambiado; ya no se trata de que el robot reemplace el trabajo de un humano, sino que se trata de que los autómatas lleven a cabo un trabajo de aceptación.

El término robot deriva de la palabra robota, que significa esclavo o siervo que acepta el trabajo que se le asigna. De manera que los robots fueron concebidos para reemplazar a los humanos y, de hecho, todavía se emplean para reemplazar la mano de obra de las personas en tareas peligrosas o costosas como, por ejemplo, misiones submarinas y espaciales, o inspecciones y mantenimiento de infraestructuras o de grandes instalaciones industriales, donde el trabajo del hombre está en peligro, y también están sustituyendo a las personas en tareas muy pesadas y costosas.

De manera que los robots continuarán reemplazando actividades que realizan las personas, pero la nueva frontera de la robótica se fundamenta en ciudadanizar a los robots con los seres humanos.

¿En qué va a consistir esta ciudadanización de los robots?

Para contestar a su pregunta volveré al planteamiento que abordábamos al principio de nuestra conversación. Tras 4 décadas, siento que los hombros de la robótica se han fortalecido enormemente, y que el punto de inflexión está hoy en optar por establecer desarrollos en función de una disciplina transversal que abarque tanto las ciencias humanísticas, como las ciencias de la vida, con la finalidad de que todas las aplicaciones de la robótica puedan emplearse en otros campos como, por ejemplo, la tecnología médica.

En pocas semanas estaré en Vigo participando en una de las JAITalks del congreso JAI 2025, en la que hablaré acerca de un nuevo y revolucionario proyecto para la robotización de las colonoscopias, con la finalidad de detectar cáncer colorrectal, que es el tercer causante de las muertes por esta causa en Europa y también en el mundo.

De manera que los hombros que sustenta el coloso de la robótica se están vigorizando y, ello es así gracias a la experiencia, a mi pasión por esta ciencia, y a los 40 años de dedicación a la robótica en cuerpo y alma. Este interés hace que, a día de hoy, me siga sintiendo como aquel joven que iniciaba su andadura en la robótica; un interés que consiguió que me transformara en un investigador que ha tenido la oportunidad de contribuir a conseguir avances significativos con el único objetivo que avanzar en este campo de la investigación.

De manera que no sé si puedo ser identificado como un “gigante”, probablemente el futuro lo dirá, pero como mínimo me siento feliz de haber compartido mis progresos y mi pasión con Ossama Khatib de la Universidad de Stanford, con quien, como probablemente sabrá, hemos escrito un compendio de robótica a cuatro manos que se ha convertido en un hito en este terreno.

Asimismo, y a propósito de haber mencionado a Engelberger, en 2022, Khatib y yo fuimos galardonados con el premio que lleva su nombre. Un reconocimiento que se otorga anualmente a los aspirantes en tres categorías: Academia, Industria y Emprendimiento. Pero, ese año, 2022, se entregaron dos premios debido a la pandemia. En cualquier caso, recibir aquel galardón junto a mi hermano científico fue un reconocimiento absoluto a nuestro trabajo, pero también lo ha sido compartir este premio con un compañero al que considero como la mente más brillante que existe en nuestra comunidad.

Así que, de alguna manera, tras 40 años de dedicación a la robótica, el premio Engelberger, ha supuesto el reconocimiento a un sueño hecho realidad que abre el camino al futuro de la cibernética y de la robótica. Los logros obtenidos a través de este reconocimiento imprimen un mayor énfasis a la hora de identificar al padre de la robótica: que es el propio Engelberger.

Grandes desafíos de la robótica y la innovación en robótica colaborativa, en especial en el plano industrial.

Cuando nos referimos al concepto relacionado con la robótica industrial avanzada, estamos hablando del plano colaborativo de estas máquinas. De hecho, utilizamos la palabra cobot, para definir a aquel robot que puede ser utilizado por los humanos desde el aspecto de la colaboración. El operador es quien tiene la facultad de interrumpir al robot física y colaborativamente, y utilizarlo como si fuese una herramienta. De la misma manera a como lo haría un trabajador que emplease cualquier tipo de utensilio habitual para cortar, coser, pintar o realizar en ensamblaje.

En este contexto, el robot se convierte en una extensión de las capacidades humanas. Estas son algunas de las muchas ventajas; unos beneficios que, en muchas ocasiones, mejoran el trabajo manual e incluso el físico y el mental de las personas porque, en primer lugar, un cobot es capaz de mejorar las habilidades del usuario al haberse convertido en una herramienta adicional que realiza diferentes trabajos.

Al mismo tiempo, he de decir que los nuevos cobots han derribado barreras de muchos reacios al uso de la robótica, dado que un cobot, al realizar tareas de colaboración con los humanos, permite que éstos les puedan desplazar físicamente de un lugar a otro; de manera que pueden ser utilizados como una especie de dispositivo intuitivo que se pone en funcionamiento inmediatamente después de enchufarlo.

¿En qué punto se encuentra la robótica colaborativa?

El objetivo de la robótica colaborativa consiste en alcanzar el nivel de manejo similar al de un teléfono móvil. Si tomamos una tableta o un smartphone y se la pasamos a un millenial o a un joven de la generación Z, veremos que ninguno de ellos tiene en cuenta si se trata de un iPhone o un Android; simplemente lo ponen en marcha y comienzan a utilizarlo de una manera natural sin haber leído un manual de instrucciones para saber cómo funciona.

Anteriormente, para los expertos, hacer funcionar a un robot requería saber de programación robótica, y también era necesario escribir cientos de miles de líneas de código. No obstante, los nuevos robots de hoy en día están adquiriendo grandes dosis de intuición, y estamos en el umbral del alcanzar el “plug&play” deseado; un umbral todavía no conseguido. La faceta intuitiva de los robots permitirá que los humanos sepan involuntariamente cómo utilizarlos, y también éstos podrán enseñar al cobot a realizar ciertas tareas. Esta es la nueva frontera de una facilidad que expandirá el terreno relacionado con el manejo de robots.

Tradicionalmente, décadas atrás, probablemente antes del año 2000, los robots solo se utilizaban en fábricas de grandes corporaciones relacionadas principalmente con las industrias de la automoción, la electrónica o la maquinaria metálica. Pero, ahora, los robots son elementos dimensionales que pueden ser empleados por pequeñas y medianas empresas, ya que los precios de estos autómatas se han reducido considerablemente, y también han bajado los costes relacionados con el desarrollo de aplicaciones robóticas.

También el acceso a su uso resulta mucho más intuitivo y fácil incluso para los inexpertos. Muchas personas son reacias al uso de robots en fabricación, logística o paletización, por ejemplo, porque necesitan conocimientos y experiencia para manejarlos, por supuesto. Pero la robótica está cambiando ya que cada vez resultan más inteligible para diferentes tipos de usuarios.

Una iniciativa muy interesante en la que concursé con otro equipo de trabajo es la campaña con el slogan “Go for Campaign” impulsada por la International Federation of Robotics (IFR), que busca la democratización de la robótica, y convertir la tecnología de los autómatas en una herramienta accesible para todos. Esta es también otra barrera que hay que derribar.

Bruno Siciliano, profesor de Control y Robótica en la Universidad de Nápoles Federico II, es, además, presidente del Consejo Científico del Centro ICAROS y Coordinador del Laboratorio PRISMA en el Departamento de Ingeniería Eléctrica y Tecnologías de la Información.


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