Primera experiencia de este tipo en el mundo, la experimentó un italiano de 34 años.

FUENTE:ansabrasil.com.br

La primera mano robótica a control magnético jamás confeccionada en el mundo y de diseño desarrollado en Pisa funciona de maravillas y la porta Daniel, un italiano de 34 años, que pudo experimentarla por espacio de 6 semanas. El paciente consiguió una variedad de tareas que requieren precisión, como abrir un frasco, usar un destornillador, cortar con un cuchillo y cerrar un cierre.

«Este sistema mi permitió recuperar sensaciones y emociones perdidas», comenta Daniel.

«Fue como mover de nueva la propia mano», aclaró.

El dispositivo, que representa un significativo paso adelante para el futuro de las prótesis, fue puesto a punto por un grupo de estudiosos del Instituto de BioRobótica de la Escuela Superior Santa Ana de Pisa, que publicó los resultados obtenidos en la revista Science Robotics.   «Este resultado corona un recorrido de investigación que duró décadas», precisó Christian Cipriani, que coordinó el estudio, desarrollado en el seno del proyecto MYKI financiado por la Comisión Europea mediante un Starting Grant (subvenciones) del Consejo Europeo de Investigación (ERC). «Hemos finalmente conseguido diseñar una prótesis funcional a las exigencias de una persona que perdió una mano y estamos listos para extender estos resultados a una casuística más amplia de amputaciones», agrega el investigador.  «Trabajar junto a Daniel concretizó el conocimiento de que podemos hacer mucho más para mejorar su vida y de la de muchas personas», enfatiza, por su parte, Marta Gherardini, primera autora del estudio. «Es ésta la más grande motivación que nos empuja a continuar nuestro trabajo y hacer lo mejor», explica.

La idea base de la prótesis se halla en el usar pequeños magnetos, de las dimensiones de algunos milímetros, a implantar en los músculos restantes del brazo amputado. «Existen 20 músculos en el antebrazo -dice Cipriani-, y muchos de estos controlan la mano. Muchas personas que pierden una mano continúan sintiéndola como si estuviera en su lugar y los músculos restantes se mueven en respuesta al comando que llega del cerebro». Los autores del estudio además mapearon y tradujeron estos movimientos residuales en señales para controlar los dedos de la mano robótica: cuando el músculo se contrae, el magneto se mueve y un especial algoritmo traduce este cambio en un comando específico para la mano robótica. Seis imanes fueron implantados a Daniel en abril de 2023 gracias a una compleja intervención quirúrgica realizada en la Empresa del Hospital Universitario de Pisana: para cada magneto de debió localizar e aislar el músculo, posicionar el pequeño dispositivo y verificar su funcionamiento. Asimismo, para hacer más fácil la conexión entre el brazo y la prótesis, los estudiosos diseñaron una estructura en fibra de carbono que contiene el sistema electrónico en grado de localizar el desplazamiento de los magnetos. Los resultados de la experimentación son prometedores: Daniel consiguió controlar los movimientos de los dedos, tomando y trasladando objetos de formas diferentes, y cumplió clásicas acciones cotidianas y gestionó la dosificación de la propia fuerza al manipular objetos frágiles.


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