Inrobics es una ‘spin off’ de la UC3M especializada en robótica social para ayudar en la rehabilitación motora y cognitiva. La empresa busca ahora llegar a la tercera edad e implantarse en la Fundación Instituto San José.
FUENTE: elespañol.com
AUTORA: Mar Carpena
“Hola, mi nombre es Robic. ¿Quieres entrenar conmigo?” Así comienza su sesión de rehabilitación este pequeño robot que, durante unas horas, se va a convertir en el ayudante de Álvaro, un niño de seis años que nació con atrofia muscular espinal.
Un robot social que forma parte de la plataforma desarrollada por Inrobics Social Robotics, una spin off de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) que nace como resultado de más de seis años de investigación con un claro desafío: ofrecer un servicio innovador de rehabilitación motora y cognitiva, tanto para el ámbito clínico como el domiciliario.
Robic, el robot, es la parte más visible (y simpática) de un completo programa en el que se combina un sistema de inteligencia artificial que, junto con un sensor 3D, controla al robot; una aplicación para que el personal sanitario pueda configurar las sesiones y hacer el seguimiento; y un sistema de almacenamiento en la nube con información y analíticas de todos los procesos de rehabilitación.
Humanizar los tratamientos
“Cuando hablamos de aplicar la robótica en rehabilitación, lo primero que nos viene a la cabeza es un exoesqueleto, un brazo robótico o cualquier dispositivo que ‘viste’ al paciente. Nuestro desarrollo es diferente, estamos hablando de robótica social asistencial. El término social lo que implica es que se va a establecer algún tipo de relación entre el paciente y la plataforma-robot, en nuestro caso. Es decir, no solo se trata de entrenar o ejercitar sino que también hay una parte de acompañamiento», explica José Carlos Pulido, CEO y fundador de Inrobics.
«Intentamos humanizar los tratamientos y mejorar la adherencia del paciente porque, como en el caso de Álvaro, hablamos de pacientes crónicos que tienen que acudir a rehabilitación prácticamente todos los días de su vida y eso hace que necesiten soluciones como esta, que les estimula, que les divierte incluso”.
Y es que son principalmente los niños y adolescentes los que, hasta el momento y en el Hospital Nacional de Parapléjicos, han conocido a Robic, hecho ejercicios con él y hasta bailado. Un largo proceso para la propia Inrobics en el reto de pasar de ser un proyecto de investigación a constituirse como empresa.
Inrobics se inició en 2014 como un proyecto de investigación en la Universidad Carlos III de Madrid, en cuyo parque científico sigue instalada la compañía. Durante la fase investigadora, la plataforma fue probada en tres escenarios de evaluación diferentes: primer contacto, adherencia a largo plazo y terapia intensiva. Los dos primeros se llevaron a cabo en el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla. El tercero se realizó en el primer campamento de parálisis cerebral celebrado en junio de 2017 organizado por la Universidad Europea de Madrid.
“Los primeros test de campo reales tuvieron bastante éxito pero, como suele pasar con los proyectos de investigación, se quedó en un cajón. Nos daba mucha pena y por eso decidimos seguir haciendo estudios y presentarnos al programa de emprendimiento Santander Explorer 2016. Quedamos terceros a escala nacional», señala Pulido.
«La verdad es que fue por decirlo de algún modo un ‘subidón’ de energía así que seguimos adelante, participando en otros programas como eSalud 2017, Healthstart (Madrid+d), The Collider (MWC Barcelona) o CaixaImpulse (Fundación la Caixa), que nos permitió acceder a 70.000 euros con los comenzar a poner en marcha la empresa”, enumera.
Actualmente, y con la certificación de la Agencia del Medicamento Española en sus manos, Inrobics no deja de dar nuevos pasos.
“Donde más hemos trabajado ha sido en el ámbito pediátrico, con pacientes con diferentes patologías y haciendo más hincapié en el paciente crónico. Pero nuestra plataforma permite crear nuevos modelos de rehabilitación cognitiva y funcional personalizada y, por ello, puede aplicarse perfectamente tanto a adultos como a las personas más mayores».
«Aunque a priori parezca una contradicción, persona mayor y tecnología, estamos viendo que funciona, que les gusta interactuar con el robot… Estamos hablando, por tanto, de que podría utilizarse ya no solo en el caso de tratar determinadas patologías sino también para aplicaciones de envejecimiento activo”, adelanta el CEO de Inrobics.
Covid persistente
Un futuro real ya que, en apenas días, la Fundación Instituto San José, hospital especializado en Rehabilitación Neurológica y Traumatológica, comenzará a utilizar su plataforma de robótica social en la unidad de Daño Cerebral y en el Centro de Día.
“Hemos realizado varios pilotos previos y van a confiar en nosotros”, afirma Pulido, que explica cómo su solución también puede ayudar a todas aquellas personas que, una vez superado el covid-19, siguen sufriendo sus secuelas durante meses, los llamados pacientes de covid persistente.
“Estuvimos hablando con el Hospital Gregorio Marañón pero, por temas de financiación, finalmente no se pudo realizar ningún tipo de colaboración. Seguimos en conversaciones con ellos y con numerosos hospitales como el Niño Jesús, La Paz o el Beata María Ana. Esperamos que, poco a poco, surjan nuevos proyectos”.
Hospitales, clínicas, residencias de mayores… Los planes de Inrobics no se detienen ni dentro ni fuera de nuestras fronteras. Así, la compañía ya planea saltar a Europa a lo largo de 2022, con el foco inicial puesto en Reino Unido, Portugal y Alemania.
“En muchos de estos países, de hecho, se está invirtiendo ya en sistemas robóticos para rehabilitación y ahí nuestra solución es ideal porque es totalmente escalable, pueden utilizar nuestro software sin problema. Es al final nuestro valor añadido. Nosotros no fabricamos robots, nuestra solución es una plataforma de software que puede trabajar con cualquier otro robot. Puede incluso trabajar con una versión virtualizada del robot que es otro de nuestro próximos planes para poder llegar a los domicilios”, apunta.
Hacer un Robic virtual es otro de los planes de Inrobics, un desarrollo más que permitiría que los pacientes “puedan continuar la misma prescripción que tienen en la clínica en casa, al tiempo que el profesional podría hacer el seguimiento de lo que hacen en casa los pacientes”.
Más financiación y agilidad
Una innovadora propuesta que, además, esconde detrás el trabajo de un equipo multidisciplinar. “La usabilidad es una de las claves de la plataforma. De hecho, desde el inicio del proyecto, antes de tocar una sola línea de código, lo que hicimos fue trabajar con los terapeutas, ver cómo ellos hacían sus sesiones de rehabilitación y, así, crear juntos este coterapeuta que realmente es lo que es Robic. Los juegos, las actividades, los diálogos con el robot, etc. los han diseñado siempre terapeutas. De hecho, nuestra solución es un complemento, una herramienta para el terapeuta sin el cual no funcionaría”.
Así, y como si de una sesión de rehabilitación se tratase, Inrobics avanza en el camino aunque no siempre sea fácil. “Ha sido un año muy complicado en el que hemos logrado subsistir”, confiesa el fundador.
“Uno de los grandes problemas que tienen las empresas de salud, especialmente las de desarrollo de productos o soluciones médicas, es la financiación y el tiempo. Necesitamos financiación, tanto pública como privada y más agilidad. Porque como empresa incipiente es muy fácil quedarse en el llamado ‘valle de la muerte’, desprotegidos y, básicamente, hasta que puedas aguantar. Hay pocas herramientas y pocas instituciones, fondos de inversión, etc., que apuesten por empresas como la nuestra en las fases iniciales”, apunta.
Un crédito de Enisa y la entrada en ImpulseToGrow (GetImpulse), el programa de spin offs e inversión semilla son algunos de sus últimos logros, constantes pasos hacia adelante, con la misma fuerza y perseverancia que la de los de los pacientes a los que busca ayudar.